domingo, 11 de enero de 2015

¿Y QUIÉN CARAY ES CHARLIE HEBDO?

Es la pregunta obligada. Porque si hay algo que despierta comprensibles sospechas es la puntillosa selectividad del blanco de las sátiras. Charlie Hebdo -o la revista «Barcelona» entre nosotros- no atacan a cualquiera. Y tienen la salida y la distribución aseguradas, lo que habla de una solvencia económica poco usual en medios que brindan solaz a un público tan minoritario, compuesto por la hez y el detrito, por los agentes más virulentos, el eslabón último en la progresiva degradación de conciencia que caracteriza a esa interminable agonía que llamamos «modernidad».




La viñeta es elocuente. Ya lo supo el infame Voltaire: para saber quién te gobierna, procura hallar a aquel que no estás autorizado a criticar. Pese a la diferencia de estilo con tantos otros medios aparentemente más circunspectos y aplomados, en algo coinciden con éstos: en que con la kippah no se meten nunca, los muy gallinas. Y aun, si vamos al caso, en el fustigar mucho más a la sotana que al turbante, quizás porque la Iglesia aggiornata terminó por bendecir a la libertad de expresión, y así le pagan.

No se requieren, pues, dotes de detective para verle la pata a la sota. Podemos formular entonces una hipótesis a la pregunta por el ¿quién es? sin temor a ser temerarios. Pero... ¡si ya está, son ellos mismos quienes lo confiesan sin recato!


(Debemos esta ilustración al blogue Castigat ridendo mores)